Nadie
dice a unos ojos pueriles que las ilusiones son quimeras. Les consienten los
delirios. Y con los años, se ceban las fantasías, de tal manera, que mis
pupilas han subido a un Arco Iris.
Busco
el Sueño que deduje estaría al otro lado.
Desde
lo más alto puedo verlo, arrastrado en el suelo, deformado, estirado y
corrompido; y da vértigo bajar.
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