Leer Relato:
Cena con Soledad.
Dos
platos, un par de copas, y el vino tinto del 2018 que compré… con… no recuerdo.
Suena la música de Satie e insto a Soledad, con una mirada hacia ninguna parte,
a que cene conmigo.
Nos
entendemos. Yo confieso anhelos y ella recita recuerdos, los míos, porque
estamos solos; estoy solo; con Soledad; la mía.
—
Querida Soledad, no me deje; tenga piedad de mi retiro, monólogo de
introspección.
Y
Soledad se queda conmigo.
No
consigo recordar con precisión, solo lo intuyo. Un vestigio. Esa huella en los
ojos después de mirar una luz intensa.
—
¿Cuándo aparté la vista de aquella luz?
—
El día que llegué yo —responde Soledad—; ya lo sabes.
Y
Soledad se desliza sobre la mesa, hacia mí, como una serpiente. Me tapa los
ojos, difumina la huella feliz, y me besa.
—
Eres mío —susurra—; para siempre… shhhh…
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