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sábado, 9 de enero de 2021

Noche de Reyes


 

Leer Relato:


Noche de Reyes.

 «Me han dicho que debo dormir, o si no, no vendrán. Tengo que dormir… venga, no pienses en nada… deja tu mente en blanco. Ya, sí, ahora. He dejado de pensar. Ahora podré dormir. Sonrío de felicidad al saber que estoy casi dormido con la mente en blanco…».

— David —le reclama el hermano pequeño.

Shhh… no hables fuerte o los espantarás, ¿qué quieres? Estaba casi dormido… —susurra.

— ¿Estás dormido?

— No; ya no…

— Tenemos que dormir, o si no, no vendrán. ¿Verdad?

— Sí, verdad; ahora cierra los ojos, y no digas nada o no podrás dormir.

— Sí. Ya tengo los ojos cerrados. Así me dormiré… ¿Verdad?

«No le contestes. Se dormirá. No pienses en nada…».

— ¿Verdad?

«Respiro fuerte… pensará que ya estoy dormido, y le entrará sueño a él. Cojo todo el aire que puedo y lo dejo salir con un pequeño silbido…».

— ¿Verdad; David?

«Blanco… solo la mente en blanco… es lo único que importa. No voy a repasar mi carta, por si olvidé algo… no. Eso ya no tiene importancia. Estoy dormido. No puedo creer que haya sido tan fácil».

— David… ¿verdad?

— Verdad qué; qué… ¿de qué hablas? —farfulla irritado.

— Si cierro los ojos me dormiré, ¿verdad?

— Sí, sí; claro que sí. Pero hazlo ya, y no hables.

— Vale. Yo ya tengo los ojos cerrados. Hablo con los ojos cerrados… —y da un largo bostezo.

«No puedo dormir… ¿y si me pillan despierto?».

Pasan largos minutos de insomnio. Suena un golpe seco, pasos, murmullos, y alguna que otra risa sorda. David no puede evitar entreabrir uno de los ojos, cuando una enorme sombra se acerca lentamente. Paralizado, no descubre su desvelo a la sombra. Y la sombra le otorga un mágico beso que lo duerme en el acto, a la voz de un «te quiero, mi rey».


©Pablo Grandes del Río.






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