Leer Relato:
Cicatriz.
Ha
cruzado un mes entero, pero aún cierra los ojos y recupera la misma imagen. Le
apartaba el pelo y besaba su cuello en mitad de la noche, suavemente, con un sutil
gemido por el roce indistinto de la punta de la lengua.
El
hambre de amor empujaba al deseo, y no podía contener un mordisco allí donde
fue el beso. Los amantes se estremecían. No daba tiempo a suspirar. Como dos
Boas, apretaban sus cuerpos enredados con brazos y piernas, pecho contra
espalda, con la respiración cortada. Y el escaso aire que pudieron retener, no fue
para vivir, sino para susurrar sus nombres.
Abre
los ojos, y ya no está.
Se
pregunta qué fue de aquello. ¿Una quimera, una ilusión imposible, el recuerdo
de un sueño que no alcanzó? ¿Acaso puede una fantasía dejar estas marcas? Y al
llevarse una mano al cuello encuentra la cicatriz del fuego de aquel amor.
Si
la ven sentada en un café, sola, ausente, con la mano en la nuca, ya saben qué
miran sus ojos cerrados. Su cicatriz.
©Pablo Grandes del Río.
No hay comentarios:
Publicar un comentario